Comer carne cruda durante el embarazo


A petición de algunas amigas, voy a dar mi opinión personal sobre el consumo de carne cruda durante el periodo de gestación.


Toxoplasma gondii es un parasito (“un pequeño gusanito”) cuyo huésped definitivo es el gato. Y dicho parasito es expulsado por las deposiciones del felino. Como casi todo el mundo sabe, el gato es un animal tan limpio que suele enterrar sus heces, por lo que las heces quedan en la tierra y en las uñas del gato.


Hay varios rumores a lo largo del periodo gestacional:

1º La embarazada no se debe acercar a los gatos.- Esto se debe a que un simple arañazo de un gato puede introducir (con sus uñas) el parásito en el cuerpo de la mujer. Es una buena medida preventiva, aunque a muchas mujeres, después de realizarse el primer análisis y comparar que posee los anticuerpos (IgG o IgM) piensa: estoy protegida!

2º No comer verdura ni fruta.- Esto se debe a que la fruta o la verdura, mayormente la verdura, contacta con la tierra. Tierra donde ha podido dejar excrementos un gato. El dejar de comer fibra ( en forma de verdura o fruta con piel) no es muy aconsejable a lo largo del embarazo, ya que la motilidad gástrica se ve afectada. Para evitar este problema, es suficiente con limpiar y desinfectar la verdura y la fruta: en un recipiente con unas gotas de lejia. Posteriormente se aclara y luego se consume. El recipiente de agua debería contener 5 mgr de lejia por litro de agua ( 5 ppm) para poder garantizar una desinfección.

3º No comer jamón (y/o chacina) ni carne cruda.- Este es un punto muy controvertido. Aunque no sea un consumidor diario de jamón, caña de lomo, chorizo, etc…, para mi sería un sacrificio muy importante dejar de comerlo durante 9 meses. Actualmente, todas las empresas que comercializan carne, deben tener su inscripción en el Registro General Sanitario: esto quiere decir que están controladas por sanidad. Y las empresas de alimentación tienen prohibido que tengan animales. Por esto, es complicado que la carne se contaminara de toxoplasmosis en una empresa cárnica. En todo caso, la contaminacion vendría en el criadero de cerdos.
En cuanto al jamón, pasa un proceso de secado importante y también pasa exámenes para la triquina. Personalmente creo que es complicado adquirir toxoplasmosis por ingesta de jamón.

Distinto es la carne. Salvo que se consuma muy hecha. A las embarazadas que consumen carne poco hecha o “vuelta y vuelta”, si les recomendaría que consumieran carne muy hecha. El exceso de calor mata los parásitos.

También es distinta la elaboración de chorizo y/o salchichón. No sufren la salazón del jamón, a pesar de que llevan muchas especias y sal.

Una medida preventiva para todos los casos de carne mencionada es la congelación. Al igual que el pescado que se va a consumir crudo, es obligatorio congelarlo 48 horas como mínimo para que no exista Anisakis (gusano que provoca una enfermedad a los consumidores de pescado crudo), en la carne se puede hacer lo mismo: congelar. Congelar el jamón, el chorizo, el salchichón y la carne cruda que posteriormente queremos poner en la plancha “vuelta y vuelta).

En resumen, en el embarazo, yo practicaría una vida normal. No aprovecharía estos 9 meses para comer más jamón que nunca, pero no dejaría de consumirlo. Eso sí: un jamón con su documentación y conociendo su origen. No se me ocurriría comer chacina de matanza particular (tampoco sin estar embarazada).

Y también intensificaría la higiene en la fruta y verdura.

1 comentario:

  1. Hola, sólo quería apuntar sobre este artículo, en particular a la última frase de "No se me ocurriría comer chacina de matanza particular (tampoco sin estar embarazada)", que es una gran equivocación. La carne de matanza particular pasa los análisis obligados igual que cualquier otro animal, y por supuesto, en calidad y sabor no tiene nada que ver con lo que puedas encontrar en el supermercado. Por tanto, estés o no embarazada, te animo a que pruebes estos productos.

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