Salmonelosis ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?


Resulta curioso comprobar, cuando se imparte una formación de manipuladores de alimentos, que, cuando se pregunta a los alumnos “¿Cuál es el origen de la salmonelosis?” hay multitud de respuestas como “¡La ensaladilla!” o “¡EL huevo!”, “¡no, no, no!” suele afirmar el que se erige como líder de la audiencia. “¡El origen es la Mayonesa!”, afirma orgulloso y seguro de conocer la respuesta.

Resulta que en los tres alimentos hay un “denominador común”: El huevo. Y la pregunta del titular… si, si, pero ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?.

Esta pregunta, que tanto nos dio que pensar cuando éramos jóvenes sirve para introducir que la salmonella, es una bacteria fecal, es decir, que vive en excrementos y por tanto, es una bacteria que se encuentra en los intestinos animales, como son los cerdos, vacas, y como no, las gallinas. Y las gallinas ponen… huevos, que son manchados por excrementos en la puesta, por lo que el huevo es un vehículo de salmonella desde el intestino de la gallina hacia nosotros (evidentemente si no le aplicamos una correcta higiene al huevo).

Y así como el huevo se contamina de excrementos de la gallina en su puesta, los animales dejan sus excrementos en verduras, que, al igual que el huevo, pueden servir de vehículo hacia nosotros donde la salmonella viaje placidamente con intención de generar una buena enfermedad.

Incluso la tabla de corte de nuestra cocina, de “plástico sanitario reglamentario”, puede ser una fuente de contaminación de salmonella si después de descuartizar un pollo, o cualquier animal, que pudiera tener intestinos, no la desinfectamos correctamente (aspecto este en el que el famoso cocinero Carlos Arguiñano hace mucha incidencia).

Vamos, que es bastante posible que en una panadería, en la que no se utilicen animales en el proceso de elaboración, haya un problema de salmonelosis en el pan si cerca del recinto de elaboración de tan preciado producto hubiera una plaga de palomas, gaviotas o golondrinas.

Pues aun así, todavía hay algún que otro bar, tasca, tugurio o antro (como lo quieran considerar) que mantiene los típicos canarios, jilgueros o pequeños pájaros enjaulados cerca de la barra amenizando el desayuno de un café con tostada o la cerveza con el aperitivo. Que imagen tan bonita y añeja, pero que poco higiénica para un lugar público en pleno siglo XXI.

No hay comentarios:

Publicar un comentario